Fernando Carrillo y Claudia Lopez, socios en el Movimiento de la Séptima Papeleta.
Por: Samuel
Ángel
Para nadie es un secreto lo que viene
ocurriendo en la Procuraduría General de la Nación en las manos del doctor
Fernando Carrillo.
Muchos militantes del colectivo político de
extrema izquierda LGBT han sido contratados y se sienten ya las presiones
propias de estos grupos sobre la población en general que trabaja en esa
entidad del Estado.
Inicio el clientelismo propio de la politiquería
al estilo de los liberales, que es la militancia ideológica del señor procurador.
Para los que no saben, Fernando Carrillo es
algo así como la versión de Gina Parody de la Procuraduría. Su “versión masculina”.
Una entidad que entro en la onda del manejo ideológico e ideologizador.
Carrillo es de esos políticos redomados, conoce
el estilo de la más rancia mamerteria (izquierda) cachaca, esa en la que
militan Santos y Samper. Es de los mismos.
Fernando Carrillo Flórez fue uno de los jóvenes
que milito en el movimiento de la séptima papeleta y que cambio la constitución
de 1886, como siempre, en nombre de la búsqueda de la paz. Valga decir que una
de sus compañeras en ese proceso fue la señora Claudia López, una de las más férreas
promotoras de la ideología de género en Colombia. Estamos hablando de más de 30
años de contubernio ideológico.
Claudia López y Carrillo piensan igual los
temas de nación, de siempre.
Cambiar la constitución del 86 fue uno de los más
grandes logros en la historia de Colombia para la izquierda, desde ahí comenzó el
proceso fuerte y veloz de “izquierdización” de la nación y se crearon entidades
como la Corte Constitucional que tanto daño le ha hecho a la democracia y al
respeto de la unidad familiar.
Se empezó a labrar el camino para que en nombre
de los “derechos” se legalicen profundas aberraciones y se corrió la barda para
arrinconar al pueblo que inerme siente que lo tienen contra las cuerdas en el
respeto al derecho de expresión, de culto, del respeto a la patria potestad y a
la educación que queremos para nuestros hijos.
Fue la gran oportunidad de la izquierda para
generar un proceso de subversión cultural y de reingeniería social nunca antes
imaginado siquiera por nuestros padres y abuelos.
Carrillo tiene otros grandes logros en ese
camino que la izquierda se labro en el país: fue nombrado por Juan Manuel
Santos, el peor presidente en la historia republicana, en varios cargos.
En 2010, al ser electo presidente, Santos lo
nombro coordinador del comité de empalme con el gobierno de Uribe. Luego en
2012, director de la Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado, el 3 de
septiembre de 2012 Ministro del Interior y embajador de Colombia en España para
el 5 de noviembre de 2013.
Carrillo Florez fue uno de los alfiles
preferidos de Santos. Un santista a toda máquina que por su cercanía en
pensamiento y obras con ese presidente recibió su “bendición” para impulsarlo
como procurador.
Esto requería de toda la maquinaria santista,
que durante 8 años produjo el más grande desangre del país, la deuda externa se
disparó superando los niveles de deuda generada desde la fundación de la
republica hasta la fecha de posesión de Santos. La mermelada fue el pan de cada
día de su gobierno, y por supuesto, hacer nombrar a un procurador necesitaba
toda la maquinaria aceitada.
De esta manera, el 27 de octubre de 2016, con
92 votos a favor y ninguno en contra (de un total de 95 congresistas
presentes), el senado colombiano lo eligió como Procurador General de la Nación.
La mermelada lograba hacer otra de sus gestas.
Al estilo típico del santismo, Carrillo dijo
que “son más efectivas las sanciones sociales que las legales”, al diario La
Patria de Manizales, el 17 de febrero de 2019.
Sin embargo, contradiciendo su afirmación y
avanzando aún más allá, el procurador pidió procesar
al hombre que bajo la bandera del colectivo político de extrema izquierda LGBT
en el cerro Nutibara de Medellín, en el típico Pueblito Paisa.
Curiosa medida para una entidad que por definición
se tiene que dedicar únicamente a los asuntos
relacionados con los servidores públicos.
Al parecer comenzó la persecución a la familia,
a los padres, a los que no queremos la ideologización en nuestra sociedad. Hay una
enorme diferencia entre Ginna Parody y Carrillo, mientras la Parody tenía en
sus manos a la entidad por excelencia dedicada a la educación, Carrillo está
comandando una organización que puede dedicarse a la persecución.
¿A quiénes? Pues a quienes no se arrodillen a
su ideario político. Su historia no puede ser más icónica, de la de un
izquierdista. Pero ahora, es un izquierdista con la posibilidad de procesar “a
quien él quiera”.
Claro, por definición, no debe dedicarse sino a
los servidores públicos, pero Santos, no debía entregar el país a los
narcoterroristas de las Farc, y lo hizo.
Claramente Fernando Carrillo Flórez está
prevaricando con este despropósito, y al parecer está buscando que los padres
de familia y educadores empiecen a organizar una marcha como la del 10 de
agosto de 2016 para pedir su renuncia, como finalmente ocurrió con Ginna Parody
en aquel entonces.
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