Por: Samuel Angel
Excandidato al Parlamento Andino.
Consultor y columnista.
Los romanos decían sin seguridad no hay desarrollo social. La firmeza del gobierno de los últimos 8 años en Colombia por abrir los espacios cerrados a la sociedad colombiana debido a la sofisticación criminal guerrillera, paramilitar y narcotraficante de tantos años, en estos momentos se ve amenazada por la ingenuidad de un personaje que si bien, la población no enmarca dentro de lo procesos politiqueros, por los resultados en el desempeño de sus anteriores cargos ha demostrado que no esta preparado para semejante reto, el de llevar las riendas de un pais que ha emergido de 60 años de predominio de los violentos, con una guerrilla que aunque ha sufrido los mas duros golpes en su historia en el actual gobierno de Uribe, aun no ha llegado al punto de no retorno.
Nadie desmiente por un lado la buena voluntad de Mockus frente al anhelo del pueblo colombiano de una sociedad llena de paz, cultura ciudadana y girasoles, llenando de colorido nuestra, a veces tristemente gris realidad, y mucho menos si el tema toma visos faranduleros y juveniles, siempre es bueno tener un actor como asesor de campana, eso ayuda mucho en términos de imagen.Pero es importante resaltar el abismo que hay entre la voluntad, la realidad y los métodos dentro del estado de derecho para que la primera este cada vez mas cerca de la segunda.
Recordemos que la Universidad Nacional de Mockus fue la de los encapuchados, los disturbios, los muertos en las revueltas, frente a los calzones abajo del por entonces, rector.Sin mejorar en nada las cifras de manejo de estas situaciones.La alcaldia de Mockus fue la misma de los rockets, los muertos, los innumerables atentados y por supuesto, con la guerrilla en Bogota amenazando tomarse el poder poniendo en jaque al mandatario de turno, hasta el punto que los terroristas, se atrevieron a darle la bienvenida con rockets en la casa de Narino al por entonces recién electo a la presidencia Alvaro Uribe.
Lo anterior se dio frente a los mimos, el enseñar a cruzar las cebras en las calles, el chaleco antibalas blanco y el disfraz de superheroe.Todo eso sirve y es bueno para una sociedad que no tiene los problemas que ha tenido Colombia, pero un cáncer no se puede tratar con aspirinas.Es por esto y por mucho mas que al oír a prácticamente un mes de la contienda politica a Mockus tomando como referente para Colombia en temas de seguridad a un pais tan abismalmente diferente en su realidad como lo es Costa rica, preocupa, y preocupa mucho.
Teniendo además en cuenta el problema ideológico latino americano del momento: la izquierda extrema recalcitrante de los vecinos, basada en un modelo ideológico castrocomunista frente a una Colombia que se ha mantenido en el respeto a la democracia y las libertades. Sin mencionar a un candidato a la vicepresidencia, Fajardo, haciéndole coquitos a Chavez.El crecimiento en las cifras de inversión en el pais en los últimos años, el sostenimiento de la economía a pesar de la crisis económica mundial, la cifras de empleo frente al promedio de desempleo en latino america que oscilan en el 23% frente al 14% de nuestro pais.
El nivel abismal de crecimiento en la cobertura de salud en el pais.Es importante resaltar que el transmilenio, el metro de Medellin y otras obras municipales han sido financiadas en un 70% por la nacion. El crecimiento en la infraestructura colombiana frente al prácticamente total desconocimiento de algunas zonas del pais fruto del temor de los pasados mandatarios a tomar partido. El crecimiento de la visita de extranjeros.
El ingreso percapita se ha duplicado, las exportaciones de han triplicado. El crecimiento del pais en los diferentes índices de libertad económica como por ejemplo el de Heritage Foundation.Y mas, muchísimo mas, nos hace pensar que debe haber, una gerencia del pais en una linea parecida a la actual. Seamos serios: El avance en Colombia ha sido grande y debemos seguir adelante. El colorido de un pais no lo da un girasol, lo da el ambiente de seguridad en la inversión y la cohesión social.