Por: Samuel Ángel*
Mayo 9 de 2009
Con 13 supuestos “complots contra su vida” hasta la fecha, el gobierno de Evo viene desviando la atención mundial sobre su desastroso mandato, usando este mecanismo como herramienta política que le ha “permitido” realizar terribles actos de fuerza contra los que apunta su dedo inquisidor. Dentro de las victimas de sus acusaciones se encuentran personalidades de todo calibre, a las cuales si es extranjero lo mejor que le ha pasado es ser expulsado del país, como en el caso del embajador de los Estados Unidos, la agencia USAID y la DEA, entre otros, si es nacional la brutalidad marca la constante.
Con el uso del “indigenismo” como fachada clásica, máxima bandera y su satánico caballito de batalla, ampara sus dudosas actuaciones.
Evo nunca ha sido el “pobre indiecito” que reivindica a ese sector con el mundo, Morales es un sindicalista que siempre ha contado con un estatus de poder en su país y que para colmo de males en la actualidad, simultáneamente, es además presidente de las 6 federaciones de sindicalistas cocaleros del trópico cochabambino reelegido por aclamación cada año. Es decir, cada año se vulnera la Constitución en ese país por cuenta del Presidente de la República.
La primera Constitución desde los tiempos de la Alemania Nazi que categoriza a los ciudadanos por razones de origen étnico, racial y territorial es la del señor Morales. A través de ella existen dos justicias, la indígena originaria campesina y la ordinaria, con la aclaración de que la segunda no puede controlar a la primera. Esto ha permitido que miembros del MAS vestidos con atuendos indígenas (ponchos rojos) se tomen la justicia por su propia cuenta y por supuesto, de manera direccionada ya que una cosa es ser indígena y otra es ser del MAS (Movimiento al socialismo).
De esta forma, los “ponchos rojos” han mutado con la ayuda de Morales a un grupo de bandoleros armados ilegales que monitoreados directamente por el vicepresidente Álvaro García Linera, quien estuvo en la cárcel por cinco años acusado de terrorismo siendo parte del llamado Ejército Guerrillero Tupaj Katari (EGTK), amedrentan a la oposición realizando actos que buscan sentar precedentes, la decapitación salvaje de animales como ocurrió en Achacachi es uno de los más conocidos.
Los hechos de violencia registrados en los departamentos de Pando y La Paz, en las poblaciones de El Provenir y Cobija el 11 y 12 de septiembre de 2008, así como también el asesinato de tres ciudadanos de Hungría, Irlanda y Croacia, perpetrado por un cuerpo elite de policías bolivianos el pasado 16 de abril en el hotel Las Américas, donde solo coincidencialmente se alojaron en el piso de abajo simultáneamente cuatro militares venezolanos que dejaron registrada su salida del hotel la misma noche de la cruenta matanza, muestra del nivel de represión que vive el País.
Periódicas listas de correo donde se amenaza de muerte a todos aquellos que estén en contra del gobierno buscan sembrar el ambiente de terror para todos aquellos que no estén de acuerdo. La tergiversación de la información polarizando a la sociedad acusando a la oposición de “racista” hace parte del terrorismo mediático.
Evo Morales busca ahora imponer en Bolivia un sistema de padrón biométrico particularmente similar al de Venezuela. Claro, en el mismo país de la justicia indígena para reprimir al pueblo, en el tema de los votos se necesita modernización para ganar, un digno hijo de Chávez hace esto normal ya que, para el bien de la causa, en la Alemania de Hitler, perdón, en la Bolivia de Evo, “todo vale”.
*Consultor de CIPHER Internacional LLC, Washington D.C.
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