domingo, 9 de mayo de 2010

El león de la Seguridad Democrática y las hienas del vecindario.


Por: Andrés Ricardo Arboleda Arciniegas
May 9, 2010 ⋅

Durante escasos 8 años de la historia reciente de nuestra querida Colombia, hemos sido testigos del avance nuestro país gracias a la política de Seguridad Democrática que ha liderado con ahínco y entereza nuestro presidente Álvaro Uribe. Los altísimos índices de popularidad sin precedentes durante sus dos períodos de gobierno, demuestran que la mayoría de los colombianos de bien (sin distinción de partido), creemos que después de décadas completas de secuestros; inseguridad; narcotráfico; terrorismo; desplazamiento forzado; violaciones a los derechos humanos (Las FARC son todas las anteriores) y paramilitarismo; entre otros problemas, el país hoy por hoy está marchando por un buen camino finalmente.

Revisando mi videoteca, me encontré con un documental de la National Geographic que se llama Hienas & Leones Eternos Enemigos. Mientras veía la cinta, pensaba en la gran similitud que existe con lo que le está sucediendo a nuestro León de la Seguridad Democrática a manos de las Hienas del Vecindario. Lo comparto con ustedes, ya que me aterroriza que la presa de nuestro léon (otra hiena, la hiena de las FARC) aun está viva y las demás hienas que rodean a nuestro león están cada vez más cerca de recuperarla para regresarla a su jauría despreciable.

Mientras que nuestro León de la Seguridad Democrática le asfixia el cuello a la Hiena de las FARC, las otras hienas lanzan ataques traperos desde diversos flancos para conseguir que nuestro león afloje sus fauces. Algunas hienas atacan capturando embarcaciones pesqueras en aguas colombianas y secuestrando a personas de bien para hacer que el león pise el palito. Otras hienas apátridas, ataviadas con turbantes de colores diversos atacan desde las toldas rojas para impulsar intercambios “dizque” humanitarios de personas de bien por delincuentes violadores de derechos humanos. Esas mismas hienas son las que cada vez que regresa un secuestrado a casa, tratan de capitalizar políticamente la alegría de estos y sus familias, ataviadas entonces con turbantes blancos y posando para las cámaras de la prensa nacional e internacional y agradeciendo las gestiones humanitarias que se han logrado gracias a la providencial intercesión de la hiena madre, quien parada desde el solio del libertador, manifiesta su deseo de paz con los leones, mientras que aprovecha un descuido para morder el anca del León de la Seguridad Democrática y luego acomodarse su distinguida boina roja y echarse a reír con espeluznantes carcajadas al ALBA.

Otra de las hienas, tal vez la más torpe e ignorante de todas, vestida como un Ekeko y “cacchando” coca en el altiplano del sur, llama a las demás hienas de la manada a que sigan emitiendo sus carcajadas para amedrentar al león y hacer el cargamontón desde varios frentes. El objetivo es conseguir que los otros leones no se animen a acercarse, porque la pelea es mejor entre varias hienas contra un solo león bravío, que entre igual número de contrincantes de parte y parte. A pesar de su estupidez supina, esta hiena tiene un papel fundamental en la gavilla a nuestro León de la Seguridad Democrática.

Al final, pero no por eso menos importante, siempre a la retaguardia está la hiena manabita. Rencorosa escudera de la causa de aquella otra extinta en la “angostura” de su territorio, no da tregua a sus permanentes carcajadas amenazantes a sabiendas que está en manada y de que ella no es la presa que quiere nuestro León de la Seguridad Democrática. Ella sabe que ahora es cuando tiene que atacar. Ahora precisamente cuando el León de la Seguridad Democrática, respetuoso del estado de derecho y de la institucionalidad, está próximo a transferirle el mando de su manada a aquel otro que salga democráticamente electo. Esa hiena abominable quiere que el eco de sus carcajadas se escuche a través de las “Pezantes” sindicaciones del subordinado y pobre sistema judicial que carece de autonomía, jurisprudencia y hermenéutica para interpretar los hechos a la luz de una perspectiva objetiva.

Nuestro país tiene ahora grandes desafíos. Desafíos tan grandes como para pensar equivocadamente que opciones moderadas frente a las hienas, encarnan la solución y el cambio de rumbo que NO necesita el país.

Por el fortalecimiento de nuestros valores occidentales; por la libertad de expresión; por los derechos fundamentales de los colombianos; por la paz, por la no injerencia de regímenes autoritarios en los asuntos internos de Colombia; por el sometimiento o exterminio del flagelo narcoterrorista del FARC; por un país mejor para nuestros hijos; por ti; por mi; por el equilibrio de la jungla, el León de la Seguridad Democrática debe seguir rugiendo…

Después ya podremos pensar en la posibilidad de pintar el país del color de la esperanza. Ahora no!!.

Fuente: Soyperiodista.com

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